En Antiguo Testamento se dice sobre el satanás muy raramente. Pero entonces en Nuevo Testamento aparecen muchas historias y lugares donde Jesús expulsa unos espíritus malos de los poseídos y sana a los enfermos y luego encarga este ministerio a sus discípulos.
Las prácticas de carácter exorcista fueran conocidas en las religiones paganas, pero frecuentamente adoptaran una actitud propiciatoria al espíritu malo enseñándole el respeto. Tuvieron el carácter religioso, mágico o médico. En Antiguo Testamento se dice muy raramente sobre el satanás, se evita de todo lo que podría sugerir el dualismo de lo bueno y lo malo. El satanás es presentado como uno de los ángeles, pero también adversario, el acusador enfrente del Trono de Dios. La lucha con las fuerzas malas adopta varias formas:
- es una purificación a través de un macho cabrío expiatorio (Lev 16, 3-27)
- la defensa contra el heridor a través de untar los postes con la sangre del cordero (Ex 12, 21-23)
- la perseverancia de ser justo hace que el satanás no tiene el poder sobre el hombre (Zac 3, 2)
- exorcismos rituales revelados por un ángel (Tob 6, 8; Tob 8, 2)
En Nuevo Testamento aparecen muchas historias y lugares donde Jesús, y luego los Apóstoles, expulsan los demonios de los poseídos y sanan los enfermos.
I Jesús sana y libera
1. Jesús proclama llegada del Reino de Dios, sana y libera de los espíritus malos. Mt 4, 23-25; Lc 6, 17-19
2. Jesús sana muchos poseídos. Esto tiene el carácter público y de masas. Mt 8, 16; Mc 1, 32-39
3. Los demonios expulsados tienen conocimiento sobre Jesús. Lc 4, 33-37; Mc 1, 23-28
4. Jesús libera los poseídos y fuerza a los demonios que entren a unos puercos. La posesión puede tener el carácter multiple – en un hombre algunos espíritus malos se pueden alojar. Mt 8, 28-34; Mc 5, 1-20; Lc 8, 26-39
5. Jesús expulsó siete demonios de María Magdalena. Mc 16, 9
6. Jesús expulsa en distancia un demonio de la hija de la mujer. Mc 7, 25-30; Mt 15, 21-28
7. Jesús exorciza en día de sábado – expulsa el espíritu de enfermedad. Lc 13, 10-13
8. Jesús continua a sanar y liberar a pesar de una amenaza de muerte. Lc 13, 31-32
9. Jesús expulsa un espíritu malo de un mudo que entonces recupera la palabra. Es acusado por los fariseos de que lo hace en el poder de Beelzebul. Mt 9, 32-38; Mc 3, 20-27
10. Jesús expulsa un demonio que es el autor de la ceguera y la mudez. Dice que saca los demonios por el Espíritu de Dios. Mt 12, 22-30
11. La expulsión de demonios es un señal de la llegada del Reino de Dios. Lc 11, 14-20; Lc 7, 18-23
II Los discípulos de Jesús liberan de los demonios
1. Doce Apóstoles llamados por Jesús para expulsar los demonios. Mt 10, 1-8; Lc 9, 1; Mk 3, 14-19; Mc 6, 7
2. Los discípulos de Jesús liberan y sanan. Lc 10, 17-20
3. Los exorcismos de los discípulos no siempre terminan con el éxito – algunos demonios se expulsa con la oración y el ayuno. El ministerio de liberación exije el conocimiento y la ascesis. Lc 9, 37-43; Mc 9, 14-29
4. Jesús después de cuando resucitó, encarga a los Apóstoles que sigan liberando de los demonios. Mc 16, 15-18
5. El ministerio de liberación es continuada tras la Resurrección de Jesús. Mc 6, 12-13
6. La liberación por Apóstoles tiene el carácter público y común. He 5, 16
7. Los Apóstoles liberan de los demonios, lo que la gente considera como la veracidad de la fe. He 5, 12-16
8. San Pedro enseña que Jesús ha llegado para liberar del poder demoníaco. He 10, 38
9. Al ministerio de liberación se unen otros cristianos como San Pablo. San Pablo expulsa un demonio de una esclava que pronunciando oráculos producía dinero a sus amos. He 16, 16-24
10. Bastaba aplicar a los enfermos los pañuelos o mandiles de San Pablo, y esto aleja las enfermedades y hace que salgan los espíritus malos. He 19, 11-12
11. Felipe expulsa los demonios en Samaria. He 8, 6-7
III Condiciones de liberación
1. Jesús dice que tras la liberación de un espíritu malo, el hombre tiene que purificar el alma del pecado; de otra manera el demonio puede volver con otros y hacer el estado del hombre aún peor. Mt 12, 43-45; Lc 11, 24-26
2. Jesús expulsando un demonio subraya el papel de fe en la liberación. Mt 15, 21-28, Mc 7, 25-30
3. Jesús expulsa un demonio de un chico. Jesús dice que la liberación depende de la fe, la oración y el ayuno. Mc 9, 14-29; Mt 17, 14-21; Lc 9, 37-49
IV Otros exorcistas
1. El ministerio de liberación exije el cumplimiento de la voluntad de Dios. Los que obran el mal, aún sanando y liberando en el Nombre de Jesús, no entrarán al Reino de los Cielos. Mt 7, 21-23
2. Un no-cristiano expulsa los demonios. Jesús dice que aquel puede hacer así porque es una confirmación del mesianismo. Mc 9, 38-41
3. Los exorcismos realizados por los que no creen en Jesús, fracasan. Siete hijos de Esceva derrotados por un espíritu malo. He 19, 13-17
Lev 16, 6-22
6 Después de ofrecer su novillo por el pecado como expiación por sí mismo y por su casa. 7 tomará Aarón los dos machos cabríos y los presentará ante Yahveh, a la entrada de la Tienda del Encuentro. 8 Luego echará suertes sobre los dos machos cabríos, una para Yahveh, y otra para Azazel. 9 Presentará el macho cabrío sobre el cual haya caído la suerte «para Yahveh» ofreciéndolo como sacrificio por el pecado. 10 El macho cabrío sobre el cual haya caído la suerte «para Azazel», lo colocará vivo delante de Yahveh para hacer sobre él la expiación y echarlo al desierto, para Azazel. (…) 20 Acabada la expiación del santuario, de la Tienda del Encuentro y del altar, Aarón presentará el macho cabrío vivo. 21 Imponiendo ambas manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo hará confesión sobre él de todas las iniquidades de los israelitas y de todas las rebeldías en todos los pecados de ellos y cargándolas sobre la cabeza del macho cabrío, lo enviará al desierto por medio de un hombre dispuesto para ello. 22 Así el macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos, hacia una tierra árida; y soltará el macho cabrío en el desierto.
Ex 12, 21-23 21 Llamó Moisés a todos los ancianos de Israel y les dijo: «Id en busca de reses menores para vuestras familias e inmolad la pascua. 22 Tomaréis un manojo de hisopo, lo mojaréis en la sangre que está en la vasija y untaréis el dintel y las dos jambas con la sangre de la vasija; y ninguno de vosotros saldrá de la puerta de su casa hasta la mañana. 23 Yahveh pasará y herirá a los egipcios, pero al ver la sangre en el dintel y en las dos jambas, Yahveh pasará de largo por aquella puerta y no permitirá que el Exterminador entre en vuestras casas para herir
Za 3, 1-2
1 Me hizo ver después al sumo sacerdote Josué, que estaba ante el ángel de Yahveh; a su derecha estaba el Satán para acusarle. 2 Dijo el ángel de Yahveh al Satán: ¡Yahveh te reprima, Satán, reprímate Yahveh, el que ha elegido a Jerusalén! ¿No es éste un tizón sacado del fuego?
Tob 6, 7-9
7 Preguntó entonces el muchacho al ángel: «Hermano Azarías, ¿qué remedios hay en el corazón, el hígado y la hiel del pez?» 8 Le respondió: «Si se quema el corazón o el hígado del pez ante un hombre o una mujer atormentados por un demonio o un espíritu malo, el humo ahuyenta todo mal y le hace desaparecer para siempre. 9 Cuanto a la hiel, untando con ella los ojos de un hombre atacado por manchas blancas, y soplando sobre las manchas, queda curado.»
Tob 8, 2-4
2 Recordó Tobías las palabras de Rafael y, tomando el hígado y el corazón del pez de la bolsa donde los tenía, los puso sobre las brasas de los perfumes. 3 El olor del pez expulsó al demonio que escapó por los aires hacia la región de Egipto. Fuese Rafael a su alcance, le ató de pies y manos y en un instante le encadenó. 4 Los padres salieron y cerraron la puerta de la habitación. Entonces Tobías se levantó del lecho y le dijo: «Levántate, hermana, y oremos y pidamos a nuestro Señor que se apiade de nosotros y nos salve.»
I
1.
Mt 4, 23-25
23 Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24 Su fama llegó a toda Siria; y le trajeron todos los que se encontraban mal con enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los curó. 25 Y le siguió una gran muchedumbre de Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán.
Lc 6, 17-19
17 Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, 18 que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. 19 Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
2.
Mt 8, 16
16 Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; él expulsó a los espíritus con una palabra, y curó a todos los enfermos.
Mc 1, 32-39
32 Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados; 33 la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. 34 Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían. (…) 39 Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.
3.
Lc 4, 33-37
33 Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio
inmundo, y se puso a gritar a grandes voces: 34 ¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios. 35 Jesús entonces le conminó diciendo: Cállate, y sal de él. Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. 36 Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: ¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen. 37 Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.
Mc 1, 23-28
23 Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: 24 ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios. 25 Jesús, entonces, le conminó diciendo: Cállate y sal de él. 26 Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. 27 Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: ¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen. 28 Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea.
4.
Mt 8, 28-34
28 Al llegar a la otra orilla, a la región de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, y tan furiosos que nadie era capaz de pasar por aquel camino. 29 Y se pusieron a gritar: ¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo? 30 Había allí a cierta distancia una gran piara de puercos paciendo. 31 Y le suplicaban los demonios: Si nos echas, mándanos a esa piara de puercos. 32 El les dijo: Id. Saliendo ellos, se fueron a los puercos, y de pronto toda la piara se arrojó al mar precipicio abajo, y perecieron en las aguas. 33 Los porqueros huyeron, y al llegar a la ciudad lo contaron todo y también lo de los endemoniados. 34 Y he aquí que toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, en viéndole, le rogaron que se retirase de su término.
Mc 5, 1-20
1 Y llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos. 2 Apenas saltó de la barca, vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con espíritu inmundo 3 que moraba en los sepulcros y a quien nadie podía ya tenerle atado ni siquiera con cadenas, 4 pues muchas veces le habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarle. 5 Y siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con piedras. 6 Al ver de lejos a Jesús, corrió y se postró ante él 7 y gritó con gran voz: ¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes. 8 Es que él le había dicho: Espíritu inmundo, sal de este hombre. 9 Y le preguntó: ¿Cuál es tu nombre? Le contesta: Mi nombre es Legión, porque somos muchos. 10 Y le suplicaba con insistencia que no los echara fuera de la región. 11 Había allí una gran piara de puercos que pacían al pie del monte; 12 y le suplicaron: Envíanos a los puercos para que entremos en ellos. 13 Y se lo permitió. Entonces los espíritus inmundos salieron y entraron en los puercos, y la piara – unos 2.0000 se arrojó al mar de lo alto del precipicio y se fueron ahogando en el mar. 14 Los porqueros huyeron y lo contaron por la ciudad y por las aldeas; y salió la gente a ver qué era lo que había ocurrido. 15 Llegan donde Jesús y ven al endemoniado, al que había tenido la Legión, sentado, vestido y en su sano juicio, y se llenaron de temor. 16 Los que lo habían visto les contaron lo ocurrido al endemoniado y lo de los puercos. 17 Entonces comenzaron a rogarle que se alejara de su término. 18 Y al subir a la barca, el que había estado endemoniado le pedía estar con él. 19 Pero no se lo concedió, sino que le dijo: Vete a tu casa, donde los tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti. 20 El se fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que Jesús había hecho con él, y todos quedaban maravillados.
Lc 8, 26-39
26 Arribaron a la región de los gerasenos, que está frente a Galilea. 27 Al saltar a tierra, vino de la ciudad a su encuentro un hombre, poseído por los demonios, y que hacía mucho tiempo que no llevaba vestido, ni moraba en una casa, sino en los sepulcros. 28 Al ver a Jesús, cayó ante él, gritando con gran voz: ¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te suplico que no me atormentes. 29 Es que él había mandado al espíritu inmundo que saliera de aquel hombre; pues en muchas ocasiones se apoderaba de él; le sujetaban con cadenas y grillos para custodiarle, pero rompiendo las ligaduras era empujado por el demonio al desierto. 30 Jesús le preguntó: ¿Cuál es tu nombre? El contestó: Legión; porque habían entrado en él muchos demonios. 31 Y le suplicaban que no les mandara irse al abismo. 32 Había allí una gran piara de puercos que pacían en el monte; y le suplicaron que les permitiera entrar en ellos; y se lo permitió. 33 Salieron los demonios de aquel hombre y entraron en los puercos; y la piara se arrojó al lago de lo alto del precipicio, y se ahogó. 34 Viendo los porqueros lo que había pasado, huyeron y lo contaron por la ciudad y por las aldeas. 35 Salieron, pues, a ver lo que había ocurrido y, llegando donde Jesús, encontraron al hombre del que habían salido los demonios, sentado, vestido y en su sano juicio, a los pies de Jesús; y se llenaron de temor. 36 Los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el endemoniado. 37 Entonces toda la gente del país de los gerasenos le rogaron que se alejara de ellos, porque
estaban poseídos de gran temor. El, subiendo a la barca, regresó. 38 El hombre de quien habían salido los demonios, le pedía estar con él; pero le despidió, diciendo: 39 Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho contigo. Y fue por toda la ciudad proclamando todo lo que Jesús había hecho con él.
5.
Mc 16, 9-10
9 Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. 10 Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos.
6. Jesús expulsa un demonio de la hija de una mujer pagana en distancia.
Mc 7, 25-30
25 sino que, en seguida, habiendo oído hablar de él una mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se postró a sus pies. 26 Esta mujer era pagana, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio. 27 El le decía: Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos. 28 Pero ella le respondió: Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños. 29 El, entonces, le dijo: Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija. 30 Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se había ido.
Mt 15, 21-28
21 Saliendo de allí Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón. 22 En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: ¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada. 23 Pero él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros. 24 Respondió él: No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 25 Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: ¡Señor, socórreme! 26 El respondió: No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos. 27 Sí, Señor – repuso ella -, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. 28 Entonces Jesús le respondió: Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas. Y desde aquel momento quedó curada su hija.
7.
Lc 13, 10-13
10 Estaba un sábado enseñando en una sinagoga, 11 y había una mujer a la
que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. 12 Al verla Jesús, la llamó y le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad. 13 Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.
8.
Lc 13, 31-32
31 En aquel mismo momento se acercaron algunos fariseos, y le dijeron: Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte. 32 Y él les dijo: Id a decir a ese zorro: Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado.
9.
Mt 9, 32-38
32 Salían ellos todavía, cuando le presentaron un mudo endemoniado. 33 Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente, admirada, decía: Jamás se vio cosa igual en Israel. 34 Pero los fariseos decían: Por el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios. 35 Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando todo enfermedad y toda dolencia. 36 Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor. 37 Entonces dice a sus discípulos: La mies es mucha y los obreros pocos. 38 Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
Mc 3, 20-27
20 Vuelve a casa. Se aglomera otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer. 21 Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de él, pues decían: Está fuera de sí. 22 Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: Está poseído por Beelzebul y por el príncipe de los demonios expulsa los demonios. 23 El, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: ¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? 24 Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir. 25 Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá subsistir. 26 Y si Satanás se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, pues ha llegado su fin. 27 Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa.
10.
Mt 12, 22-30
22 Entonces le fue presentado un endemoniado ciego y mudo. Y le curó, de suerte que el mudo hablaba y veía. 23 Y toda la gente atónita decía: ¿No será éste el Hijo de David? 24 Mas los fariseos, al oírlo, dijeron: Este no expulsa
los demonios más que por Beelzebul, Príncipe de los demonios. 25 El, conociendo sus pensamientos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no podrá subsistir. 26 Si Satanás expulsa a Satanás, contra sí mismo está dividido: ¿cómo, pues, va a subsistir su reino? 27 Y si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces. 28 Pero si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios. 29 O, ¿cómo puede uno entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte? Entonces podrá saquear su casa. 30 El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama.
11.
Lc 11, 14-20
14 Estaba expulsando un demonio que era mudo; sucedió que, cuando salió el demonio, rompió a hablar el mudo, y las gentes se admiraron. 15 Pero algunos de ellos dijeron: Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios. 16 Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo. 17 Pero él, conociendo sus pensamientos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae. 18 Si, pues, también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va a subsistir su reino?.. porque decís que yo expulso los demonios por Beelzebul. 19 Si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces. 20 Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios.
Lc 7, 18-23
18 Sus discípulos llevaron a Juan todas estas noticias. Entonces él, llamando a dos de ellos, 19 los envió a decir al Señor: ¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro? 20 Llegando donde él aquellos hombres, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a decirte: ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro? 21 En aquel momento curó a muchos de sus enfermedades y dolencias, y de malos espíritus, y dio vista a muchos ciegos. 22 Y les respondió: Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva; 23 ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!
II
1.
Mt 10, 1-8
1 Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus
inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. 2 Los nombres de los doce Apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; 3 Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; 4 Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el mismo que le entregó. (…)
Lc 9, 1
1 Convocando a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades.
Mc 3, 14-19
14 Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar 15 con poder de expulsar los demonios. 16 Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro; 17 a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno; 18 a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo 19 y Judas Iscariote, el mismo que le entregó.
Mc 6, 7
6 Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando. 7 Y llama a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos.
2.
Lc 10, 17-20
17 Regresaron los 72 alegres, diciendo: Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18 El les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. 19 Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño; 20 pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos.
3.
Lc 9, 39-43
39 y he aquí que un espíritu se apodera de él y de pronto empieza a dar gritos, le hace retorcerse echando espuma, y difícilmente se aparta de él, dejándole quebrantado. 40 He pedido a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido. 41 Respondió Jesús: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros y habré de soportaros? ¡Trae acá a tu hijo! 42 Cuando se acercaba, el demonio le arrojó por tierra y le agitó violentamente; pero Jesús increpó al espíritu inmundo, curó al niño y lo devolvió a su padre; 43 y todos quedaron atónitos ante la grandeza de Dios. (…)
4.
Mc 16, 15-18
15 Y les dijo: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. 17 Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, 18 agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien.
5.
He 5, 16
16 También acudía la multitud de las ciudades vecinas a Jerusalén trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos; y todos eran curados.
7.
He 5, 12-16
12 Por mano de los apóstoles se realizaban muchas señales y prodigios en el pueblo… Y solían estar todos con un mismo espíritu en el pórtico de Salomón, 13 pero nadie de los otros se atrevía a juntarse a ellos, aunque el pueblo hablaba de ellos con elogio. 14 Los creyentes cada vez en mayor número se adherían al Señor, una multitud de hombres y mujeres. 15 … hasta tal punto que incluso sacaban los enfermos a las plazas y los colocaban en lechos y camillas, para que, al pasar Pedro, siquiera su sombra cubriese a alguno de ellos. 16 También acudía la multitud de las ciudades vecinas a Jerusalén trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos; y todos eran curados.
8.
He 10, 38
38 cómo Dios a Jesús de Nazaret le ungió con el Espíritu Santo y con poder, y cómo él pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él;
9.
He 16, 16-24
16 Sucedió que al ir nosotros al lugar de oración, nos vino al encuentro una muchacha esclava poseída de un espíritu adivino, que pronunciando oráculos producía mucho dinero a sus amos. 17 Nos seguía a Pablo y a nosotros gritando: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, que os anuncian un camino de salvación. 18 Venía haciendo esto durante muchos días. Cansado Pablo, se volvió y dijo al espíritu: En nombre de Jesucristo te
mando que salgas de ella. Y en el mismo instante salió. 19 Al ver sus amos que se les había ido su esperanza de ganancia, prendieron a Pablo y a Silas y los arrastraron hasta el ágora, ante los magistrados; 20 los presentaron a los pretores y dijeron: Estos hombres alborotan nuestra ciudad; son judíos 21 y predican unas costumbres que nosotros, por ser romanos, no podemos aceptar ni practicar. 22 La gente se amotinó contra ellos; los pretores les hicieron arrancar los vestidos y mandaron azotarles con varas. 23 Después de haberles dado muchos azotes, los echaron a la cárcel y mandaron al carcelero que los guardase con todo cuidado. 24 Este, al recibir tal orden, los metió en el calabozo interior y sujetó sus pies en el cepo.
10.
He 19, 11-12
11 Dios obraba por medio de Pablo milagros no comunes, 12 de forma que bastaba aplicar a los enfermos los pañuelos o mandiles que había usado y se alejaban de ellos las enfermedades y salían los espíritus malos.
11.
He 8, 6-7
6 La gente escuchaba con atención y con un mismo espíritu lo que decía Felipe, porque le oían y veían las señales que realizaba; 7 pues de muchos posesos salían los espíritus inmundos dando grandes voces, y muchos paralíticos y cojos quedaron curados.
III
1.
Mt 12, 43-45
43 Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos en busca de reposo, pero no lo encuentra. 44 Entonces dice: Me volveré a mi casa, de donde salí. Y al llegar la encuentra desocupada, barrida y en orden. 45 Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio. Así le sucederá también a esta generación malvada.
Lc 11, 24-26 24
Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo; y, al no encontrarlo, dice: Me volveré a mi casa, de donde salí. 25 Y al llegar la encuentra barrida y en orden. 26 Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio.
2.
Mt 15, 21-28
21 Saliendo de allí Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón. 22 En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: ¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada. 23 Pero él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros. 24 Respondió él: No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 25 Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: ¡Señor, socórreme! 26 El respondió: No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos. 27 Sí, Señor – repuso ella -, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. 28 Entonces Jesús le respondió: Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas. Y desde aquel momento quedó curada su hija.
Mc 7, 25-30
25 sino que, en seguida, habiendo oído hablar de él una mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se postró a sus pies. 26 Esta mujer era pagana, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio. 27 El le decía: Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos. 28 Pero ella le respondió: Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños. 29 El, entonces, le dijo: Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija. 30 Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se había ido.
3.
Mc 9, 14-29
14 Al llegar donde los discípulos, vio a mucha gente que les rodeaba y a unos escribas que discutían con ellos. 15 Toda la gente, al verle, quedó sorprendida y corrieron a saludarle. 16 El les preguntó: ¿De qué discutís con ellos? 17 Uno de entre la gente le respondió: Maestro, te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo 18 y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar espurnarajos, rechinar de dientes y le deja rígido. He dicho a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido. 19 El les responde: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo! 20 Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a Jesús, agitó violentamente al muchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba echando espumarajos. 21 Entonces él preguntó a su padre: ¿Cuánto tiempo hace que le viene sucediendo esto? Le dijo: Desde niño. 22 Y muchas veces le ha arrojado al fuego y al agua para acabar con él; pero, si algo puedes, ayúdanos, compadécete de nosotros. 23 Jesús le dijo: ¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para quien cree! 24 Al instante, gritó el padre del muchacho: ¡Creo, ayuda a mi poca fe! 25 Viendo Jesús que se agolpaba la gente, increpó al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu sordo y mudo, yo te lo mando: sal de él y no entres más en él. 26 Y el espíritu salió dando gritos y agitándole con violencia. El muchacho quedó como muerto, hasta el punto de que muchos decían que había muerto. 27 Pero Jesús, tomándole de la mano, le levantó y él se puso en pie. 28 Cuando Jesús entró en casa, le preguntaban en privado sus discípulos: ¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle? 29 Les dijo: Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la oración.
Mt 17, 14-21
14 Cuando volvieron donde estaba la gente, se acercó un hombre a Jesús y se arrodilló ante él. Le dijo: 15 «Señor, ten piedad de mi hijo, que es epiléptico y su estado es lastimoso. A menudo se nos cae al fuego, y otras veces al agua. 16 Lo he llevado a tus discípulos, pero no han podido curarlo.» 17 Jesús respondió: «¡Qué generación tan incrédula y malvada! ¿Hasta cuándo estaré entre ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo acá.» 18 En seguida Jesús dio una orden al demonio, que salió, y desde ese momento el niño quedó sano. 19 Entonces los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron en privado: «¿Por qué nosotros no pudimos echar a ese demonio?» 20 Jesús les dijo: «Porque ustedes tienen poca fe. En verdad les digo: si tuvieran fe, del tamaño de un granito de mostaza, le dirían a este cerro: Quítate de ahí y ponte más allá, y el cerro obedecería. Nada sería imposible para ustedes. 21 «En cuanto a esta clase de demonios, no se los puede expulsar sino por medio de la oración y del ayuno».
IV
1.
Mt 7, 21-23
21 No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. 22 Muchos me dirán aquel Día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: ¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!
2.
Mc 9, 38-41
38 Juan le dijo: Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu
nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros. 39 Pero Jesús dijo: No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. 40 Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros. 41 Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa.
3.
He 19, 13-17
13 Algunos exorcistas judíos ambulantes intentaron también invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, y decían: Os conjuro por Jesús a quien predica Pablo. 14 Eran siete hijos de un tal Esceva, sumo sacerdote judío, los que hacían esto. 15 Pero el espíritu malo les respondió: A Jesús le conozco y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? 16 Y arrojándose sobre ellos el hombre poseído del mal espíritu, dominó a unos y otros y pudo con ellos de forma que tuvieron que huir de aquella casa desnudos y cubiertos de heridas. 17 Llegaron a enterarse de esto todos los habitantes de Éfeso, tanto judíos como griegos. El temor se apoderó de todos ellos y fue glorificado el nombre del Señor Jesús.