El sacramentalio de exorcismo se lo concede según recomendaciones de Rito romano. Los exorcismos usualmente están conseguidos en un lugar aislado, ej. una capilla o una habitación adecuada donde normalmente está un imagen de Cristo Crucificado, de Santísima Virgen María, de unos ángeles.
Aparte del sacerdote en el exorcismo pueden participar unos sacerdotes y seculares los cuales objetivo es rezar en intención de la persona molestada y ayudar al sacerdote en caso de necesidad. No es permitido para ellos que expresen cualquiera fórmula de exorcismo.
Los exorcismos son un ministerio de liberación del dominio demoníaco, el que ejerció Jesucristo y que ordenó a sus alumnos, diciendo: “Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios” (Mt 10, 8). El exorcismo (gr. exorkizein – “maldecir”) es un comando dado en el nombre de Dios a un demonio para que él salga de una persona, un animal, un lugar o una cosa. Es una forma especial de la bendición (sacramentalio) que el sacerdote otorga a un hombre en las situaciones y necesidades específicas.